Contaminadas las aguas para el consumo humano en la Gran Valencia e inundadas de indiferencia las instancias del poder público
Creo sin temor a equivocarme, que ningún Carabobeño en su sano juicio llevaría a su familia un fin de semana a bañarse en el Cabriales. Sin embargo, todos nosotros (de una u otra forma) hemos estado bebiéndonos el Cabriales desde hace unos 3 años.
Y es que en el 2007, autoridades Ministerio del Ambiente en un intento de bajar el nivel del agua en el Lago de Valencia, decidió desviar las aguas del Cabriales de su desembocadura en el Lago hacia nada más ni menos que al reservorio de agua del cual se surten todos los habitantes de Carabobo, Cojedes y parte de Aragua, el embalse Pao-Cachince.
Como previsible consecuencia, los niveles de contaminación en el embalse han venido aumentando rápidamente desde entonces y la calidad del agua ha venido disminuyendo en igual proporción. Varios profesores e investigadores, entre ellos Jacqueline Rodríguez, Rafael Dautant, Yhilda Paredes y Manuel Pérez Rodríguez, han venido denunciando responsablemente en los últimos meses esta indeseable situación, alertándonos sobre la mala calidad del agua e incluso, como lo ha indicado la Ing.Jacqueline Rodríguez, la posible presencia de Trihalometanos en el agua a niveles mayores a los que se considera seguros para el consumo humano.
Esencialmente, los trihalometanos son componentes químicos volátiles que se pueden tener graves efectos para la salud (incluso potencialmente cancerígenos) si están presente en el agua en altas concentraciones. Paradójicamente, estos triahalomentanos se encuentran en nuestra agua a consecuencia de los intentos de Hidrocentro en tratar las aguas del embalse, pues estos se forman de la interacción de los compuestos usados normalmente en el proceso de potabilización, con la materia orgánica presente en las aguas. Es decir, el incremento en la contaminación de Pao-Cachinche ha hecho necesario usar mayores cantidades de estos compuestos desinfectantes del agua y por ello los niveles de Trihalometanos se han disparado.
Los primero efectos visibles de esta situación comenzaron a surgir públicamente desde hace ya más de 6 meses, cuando han sido numerosas las denuncias públicas de ciudadanos que han aparecido en los medios de comunicación sobre el olor fétido del agua, su turbiedad, y de cómo esta le ha producido irritaciones en las piel, ojos e incluso problemas respiratorios en vecinos de distintos puntos de la ciudad.
Lo más que preocupante de toda esta situación, es que el problema de la contaminación del agua que todos consumimos, es un problema que va creciendo con el tiempo. Cada día que pase y mientras más agua del Cabriales se vierta sobre el embalse Pao-Cachinche, mayor será su grado de contaminación, por lo cual mayor será la necesidad de tratarla y por lo tanto superiores serán los niveles de Trihalometanos en el agua y sus riesgos para nuestra salud.
Si pudiera haber algo más alarmante que lo descrito anteriormente, es la indiferencia o negligencia de las instituciones públicas y los partidos políticos has mostrado al hacer nada o muy poco al respecto. Si estos factores de poder tienen prioridades más importantes que estos problemas, necesariamente los ciudadanos tendremos que organizarnos y tomar las riendas no solo de la denuncia, sino de la acción constructiva, porque ningún problema se resuelve solo y particularmente en este, es necesario actuar ya.
Edison Durán Lucena